El contenido de La espiral Bipolar se engloba en un libro de alrededor de 140.000 palabras (o al menos eso creo de momento) Aquí haré la honesta y árdua tarea de transcribir los cápitulos en varias fases para una lectura mas fácil. Y sobre todo compartiré el arte porque el arte que trasmite es el arte para TODOS.
La curiosidad dió sentido a nuestros pasos y nuestros pasos nos llevaron a ella...a la curiosidad bajo el influjo de las mismas espirales.

{Os mando la energía... si queréis saltar os espero en la otra espiral}

jueves, 4 de octubre de 2012

(CAPITULO 12, 5º PARTE)


 La espiral del Faraón. 2047*



Habían conseguido los códigos de Emmanuel y ahora tenían que subir al Walnut cuanto antes.
Levar aun sufría los efectos de la hierba. Así que sin contarla, el resto del grupo tenía ahora como objetivo único llegar a los códigos del Faraón.

Abandonaron el edificio del sacerdote y comenzaron a volar a rumbo perdido hasta que uno de los niños habló.

-El Faraón siempre ha vivido en el edificio de piedra. Todos conocemos su gran casa. Esta en las afueras, cerca del cruce de las avenidas, en la ciudad de la periferia. – Señaló Divad.
-Es como una gran pirámide. – Añadió Imad.
-Perfecto, buscaremos el lugar con el GPS. – Dijo Rasha.

Mientras tanto Levar se dedicaba a abrazar a todo el mundo medio adormilada. Aún estaba bajo los efectos de la hierba pero no le había afectado como la primera vez, cuando tomó por equivocación del cuenco de la ganjha en el ritual de la aldea de los leones Negros.

-No entiendo porque no le ha subido mas la ganjha.- Comentó Jacky mirándola.
-Pues porque algo me protege. Lo sé. Sé que algo me protege estos días.
-Claro, nosotros te protegemos, reina Levar.- Intervino Blod.
-Ey, tienes razón, no hay nadie como este grupo… - Dijo de una manera que apenas se le entendía.
-Anda, come esto. Las fresas del chamán son relajantes pero además contienen mucho azúcar.- Le explicó Tania ofreciéndole dos buenos cachos.





Cruzaron toda la espiral del Faraón de una punta a otra.
El hábitat del monarca   estaba en el lugar más tranquilo de toda la espiral. El resto de periferia estaba constituido por grandes fábricas donde el Faraón explotaba la energía de los haggeds.
Había tres grandes ciudades y la ciudad donde vivía el Faraón, que era prácticamente solitaria, se denominaba Pirámide.
En el resto de las afueras a penas vivían diez familias, todas ellas π, que gozaban de la preciada máquina de cortar el césped.

Cuando llegaron al cruce de las avenidas vieron a lo lejos la portentosa pirámide  que buscaban desde hacía una hora.
Decidieron no acercarse y aparcar detrás de un luminoso cartel de vendo vehículo-niño-mujer-casa a módico precio.

-Ya hemos llegado.-  Avisó Rasha estacionando en un lateral de la avenida.
-¿Cómo te encuentras?- Preguntó el león a la chica que amaba.
-No sé, algo mareada supongo pero mejor, mucho mejor.
-¿Estás preparada para afrontar al Faraón?
-Rasha, yo creo que deberíamos esperar. A penas tengo energías.
-Me extraña incluso que estés tan bien. Suerte que puse poca hierba sagrada- Confesó Rasha.
-¿Ahora que haremos con estos chicos?- Preguntó Levar con cierta suavidad.
-Estos chicos vivirán la abolición de la esclavitud de sus propios padres y de ellos mismos en primera persona.- Expuso Tania.
-Faltan cinco códigos. El Faraón no sé a cambio de qué quiere los restantes pero las ciudades comenzaran a transformarse en un caos cuando vean que los microchips ya no existen. Cuando vean que no hay castigos ni π acosándoles todo el día empezaran a respirar mejor.- Manifestó Asar.
-Creo que no has tenido en cuenta la reacción de los π- añadió Blod.- Se rebelaran y crearan dos bandos; los que preferirán seguir a las órdenes del Faraón y los que se irán con los mismos haggeds.
-De ambos dependerá que se forme una rebelión o no.- Añadió Rasha.
-¿Y después que haremos nosotros? ¿Tiene fácil acceso la bola de las avenidas por la que llegamos aquí?- Planteó Asar.
-Cualquiera que siga vivo volverá a este Walnut y se irá de vuelta a la bola flotante antes de un día. –Propuso Rasha con voz de mando. Esta vez pretendía que sus palabras fueran acatadas cien por cien.
-Es de noche pero en pocas horas veremos la luz del sol. Entonces llamaremos a esa puerta que tanto nos ha costado llegar. – Ordenó Rasha aunque esta vez sin demasiada convicción.
-Vayamos a dormir y a descansar.- Añadió Asar.
Todos se incorporaron en sus asientos menos Rasha que salió a fumar genke con el líder de los insurgentes.



-Hace una noche espléndida. En el fondo no aparenta ser una espiral negativa pero  la gente anda corriendo sin importarles nada. Llenando sus vidas de cosas que no valen nada. El opio del Faraón…- Dijo Asar explayándose.
-La esclavitud tiene muchas formas y una de ellas es el amor- Dijo nostálgico Rasha mirando hacia  el Walnut.
-¿La quieres bastante, verdad?- Preguntó el insurgente.
-La amo hasta el punto de decidir abandonar algunas de mis creencias. Sin embargo no podría apartarme de mi gente y mi camada. Sería un dilema tremendo.-Descubrió mientras le daba una bocanada de hierba a la pipa.
-¿Ni aunque ella te lo pidiera?- Volvió a insistir.
-No lo sé, Asar. No puedo igualar nada a su fuera, a su rebeldía, a su belleza. Y a pesar de ser una mujer difícil no quiero domarla  ni tampoco perderla.  ¿Tú me entiendes, verdad?- Inquirió echándole la mano en el brazo.
-Es complicado Rasha. Lo sé. Cuando os miro solo veo un amor capaz de derribar montañas.  Pero ahora es momento de luchar y ponerle fin a esta farsa. No te preocupes, te prometo que lucharé por vuestra causa. Para mi Sión está entre nosotros también. Sabes que todos sufrimos las inclemencias de Babylon. Yo convivo día a día con él en mi propia espiral así que reconozco vuestra causa pero padezco en primera persona la inmundicia del egoísmo de una forma que sospecho que muchas espirales no conocen.
-Eres un chaval de buen corazón. Quiero que me prometas algo. – Rasha se rascó la cabeza.
-Si me pasa algo irás a la espiral de los leones y verificarás que están todos bien.
-Te lo prometo Rasha - le dijo dándole la mano- pero sé que eres un hombre fuerte y sabrás salir de cualquier situación.
-Gracias, eres un muchacho excepcional, Asar.





La noche les regalaba algo de brisa así que cuando terminaron la hierba entraron en el Walnut.
Ahora los que salían al exterior eran Jacky y Blod.
Era un turno que se había formado de manera natural. 
Al salir notaron que refrescaba y se echaron las manos en las axilas  poniéndose los brazos en bruces para calentarse.

-Gran perro del oeste, je, je, je -dijo sonriendo Jacky. -¿Nunca te imaginaste que llegarías aquí, eh?
-Nunca imagine que te aguantaría tanto tiempo, je, je.- Dijo Blod sonriendo con cierto sarcasmo.
-Sabes, presiento que algo raro va a sucedernos pero no logro saber que es. Si mi intuición no falla, esta encrucijada que vamos a pasar ni si quiera está escrita.
-Jacky, no puedes pretender que todo dependa de un dilema. A veces las cosas pasan simplemente porque tenían que pasar y por simple azar y no hay más.
-Bueno, eso es cierto, pero esta vez algo extraño va a pasar.
-Jacky, disfrutemos de esta noche. Mañana será otro día.
-Y si no llego a mañana…- Dijo con cierta inquietud.
-Pues un Keburi menos - Dijo dejando de lado el dramatismo y tratando de ser divertido.
-Me necesitáis. – dijo hinchando el pecho. –Soy el que hace que paséis a la bola que yo quiera je, je, je. – Dijo sonriendo abiertamente.
-¡Eres un tío grande sin duda!- Dijo sonriendo el can con él.
-Tu si que eres grande, gran perro del Oeste- contestó Jacky cargado de afecto.- Aunque ahora tienes un aspecto que casi da más miedo.
Le miró haciendo un repaso por todo su cuerpo. El perro del Oeste media más de dos cabezas que el Keburi y tenía un porte majestuoso y atlético.
Era evidente que el cambio había ido a mejor y que Blod lo estaba disfrutando.

-¡Que increíble aventura! – Musitó el Keburi repitiendo varias veces la frase.
Minutos después entraron en el Walnut. Todos descansaban excepto los niños que miraban cosas en el portátil.


-¿Qué hacéis chicos?-. Preguntó Jacky a los muchachos.
-Desactivando los cinco códigos. Rasha nos dio permiso. Al menos una parte de la ciudad amanecerá sin el microchip.
-Puff, no sé que decir - dijo el Keburi. – ¿Estáis seguros que será positivo?
-Según Rasha empezará a despertar a las multitudes. – explicó algo emocionado Imad.
-Estamos asistiendo a un cambio longitudinal y trasversal. – Le dijo Divad al Keburi enseñándole una gran sonrisa. Estaba bromeando pero solo su amigo podía entender el interior de aquellas palabras.
-¿Están todas desactivadas?- Preguntó Blod.
-Falta un código, ¿no, Imad?- Le preguntó un niño al otro.
-Un solo código y las ciudades de la Pirámide despertarán y con ellas una nueva era.
-Espera hijo, ¡no debemos sacar conclusiones!- Exclamó Jacky.
-Aún hay que enfrentarse al Faraón, de lo contrario todo el sistema Spider creará lagunas inmensas manteniendo  el microchip solo en algunas personas.
-Si esto sucede se creará un caos en toda la espiral. –Añadió Blod.
-Pronto veremos al Faraón, chicos. ¡Dejad de hacer conjeturas- Rechistó Rasha que estaba adormilado frente a los mandos del Walnut.
-El Faraón Melelik XVI, dicen que será el último de su saga así que es inútil pensar que sucederá ahora…- Añadió Divad.
-Tania y Levar aún duermen junto con Kramp. – replicó Rasha. –Por favor respetad los turnos de voz y controlar los decibelios.
Todos callaron y permanecieron tranquilos hasta que empezó a salir el sol y despertaron hasta los espíritus mas distraídos.





El día estaba amaneciendo y junto con el amanecer despertaban las ganas de vislumbrar a lo lejos un mundo lleno de esperanza.
Todos se desperezaban de sus asientos. A pesar de que el Walnut había estado toda la noche a la intemperie, no habían tenido ninguna incidencia. Era obvio que el Faraón quería viva a la reina Bipolar.
Salieron del coche y trataron de asearse con el agua de los dispersores del césped.
Levar estaba completamente recuperada y Rasha le sonreía animado por aquella grata novedad.
-Me alegro de verte sonriente y fortalecida, mi reina.
-Yo me alegro de verte tan espléndido y tan guapo.
Ambos se abrazaron fuertemente y dejaron para otro momento el beso que pretendían darse ya que todas las miradas les sonreían complacidas.

La prima de Tania se abrazó a ella con júbilo y el resto celebraron el día chapoteando sus botas en los pequeños charcos de la hierba verde y fresca.

Rasha pretendía mantenerlos a todos reunidos así que dio una voz para hablar con ellos.

-Todos menos los niños y Kramp subiremos a la casa del Faraón. Pediremos los códigos y lo que sucederá después depende de la encrucijada de cada uno.
-¿Todo claro?- Preguntó asegurándose de haber sido comprendido.
Todos asintieron.

Después se subieron al Walnut y se sentaron con la convicción de querer dar lo mejor de sí mismos en aquella lucha. 
Sobrevolaron la avenida unos cuantos metros hasta llegar al edificio de piedra.
Era un edificio descomunal creado piedra tras piedra por la ardua labor de unos cuantos haggeds. Tenía forma de pirámide  y unos ventanales que se alzaban desde el primer piso hasta lo alto del edificio.
La piedra era de un color arena, tallada por algunos laterales y pulida y estucada a conciencia para dejar aquel aspecto neo-viejo.
En medio de la pirámide se elevaba un ascensor acristalado que llegaba desde la planta cero hasta la cúspide del edificio.
Alrededor de la pirámide había varios eucaliptos inmensos que rodeaban el edificio y a su vez, presidiendo la misma puerta de entrada, dos acacias como dos columnas. Sus hojas eran espectaculares y frondosas y sus ramas largas,  altas y espinosas. Tenían alrededor de siete a ocho metros y de la punta de las ramas caían profusos racimos de semillas en forma de globos amarillos.
Tras los árboles, en la misma puerta de entrada, presidían dos columnas blancas primas hermanas de las acacias que lucían unos hermosos y ribeteados capiteles con símbolos pertenecientes a una lengua ya olvidada por los haggeds.
La puerta principal estaba acristalada de arriba abajo, teniendo unas dimensiones monumentales, alrededor de siete metros por cuatro.
Todo cuanto se exteriorizaba hacia fuera era ostentoso y superficial pero en el fondo tenía un significado y si así era, nada era banal.


Rasha aparcó el Walnut en el jardín, justo enfrente de la puerta acristalada. Tenía el aspecto de un gran Oasis y ya era inútil andarse con rodeos.
Todos bajaron menos los niños y la prima de Tania.
Asombrados de las magnitudes de aquel edificio anduvieron despacio hasta la puerta. Siguieron un camino de losas de piedra grises delimitadas por hierba y flores silvestres de amapola.
Al cruzarla la puerta Levar tuvo la sensación de estar frente a un hotel.
Dos filas de π esperaban una a cada lado del recibidor de la pirámide.
Y aunque parecía un grupo considerable, solo eran quince π a cada lado.
Rasha se puso en posición de defensa junto a Asar. El resto miraban atónitos a su alrededor.

-No os dejéis engañar, es todo apariencia.- Quiso explicar Asar a regañadientes mientras miraba de reojo a sus compañeros.
-Poneros en alerta. Estos π no tienen mucha pinta de querer ser nuestros amigos. – Susurró el león.

Se abrieron paso entre los π hasta que uno se acercó a Jacky y le gruñó al oído.
Jacky levantó de repente la pierna y apartó al π dándole una patada en la cara.
El resto de π se pusieron a la defensiva y trataron de atacar al Keburi.
Tania los apartó dándoles puñetazos a troche y moche, llegando a herir a alguno de ellos.

Rasha se puso en el medio y gritó:
-¡Parad, la guerra no va con ellos, solo son las esfinges del Faraón!

De repente una voz ronca y barítona puso silencio en la sala.
-Somos un gran ejército. No oséis plantearnos una guerra ya que tendréis por seguro una derrota. En esta sala solo cumplimos las órdenes del Faraón. En la calle rigen nuestras propias órdenes.

Todos se quedaron mirándole. Era el último de la fila y el más corpulento. Su altura se igualaba a la de Blod y sus mandíbulas cuadradas hacían juego con su gorra militar.

-Ejército o no, tenemos una cita con el Faraón.-  Intervino una mujer esbelta y atractiva que se acercó a ellos.
-Dejadlo ya comandante Francís. Veo que no tenéis mucha idea de cómo son unos buenos recibimientos.
En ese momento la mujer alargó su mano hasta Rasha y esperó a que la besara pero se quedó con la mano suspendida en el aire.

-Bueno, no nos han presentado- dijo ignorando el gesto de Rasha. – Soy Isis, la mujer del Faraón.- dijo con una gran sonrisa.
-Creo que el Faraón esperaba vuestra visita desde hace bastante tiempo… – Dijo e hizo una pausa.

Rasha le miraba a los ojos azules y el resto del grupo miraba su figura perfecta embutida en un fino traje gris de chaqueta y falda. Tenía una hermosa melena rubia que mantenía suelta y cuando hablaba hacía que los bucles de la misma se movieran. Su cara era asimétrica y sus pómulos elevados dando el toque final a la perfección de un rostro que presumía de unos labios gruesos y carnosos.
En su cuello lucía una cadena de oro a la que tenía colgado un gran diamante pulido. Aunque todas las miradas estaban posadas en ella, lejos de sentirse incómoda, ella adoraba su momento de protagonismo.

-Entraremos todos a la visita. O el grupo o nada. – Le contestó Rasha.
-Bien, no es molestia.- Dijo usando continuamente cierto protocolo. Entonces sonrió e hizo un ademán mostrando el ascensor.
-Subiré con vosotros -añadió con voz aterciopelada mientras apretaba el botón del ascensor.- Tengo a mi hijo arriba algo descompuesto por algo que comió a noche y quiero ver como va.- Terminó diciendo con una gran sonrisa de plástico.
Rasha odiaba tanta falsedad y Levar analizaba a aquella mujer que le recordaba a una antigua actriz de cine americano que había visto en numerosas películas.

Subieron hasta la penúltima planta. Ahí se bajó Isis, dispuesta a despedirse con cordialidad pasara lo que pasara.

-Bien, esta es mi parada. Espero tengan una buena instancia en nuestra casa.- Sonrió exageradamente y salió del ascensor.

-¡Chicos, allá vamos!- Exclamó Rasha.
Por fin llegaron a la última planta.
Salieron del ascensor y entraron en una salita acogedora  la cual estaba decorada, toda ella, en tonos claros; beis, vainillas y hueso.
Una puerta japonesa de papel separaba a la salita del resto de la casa;  lo que reflejaba la confianza que el Faraón tenía depositada en sus guardianes.

Un sacerdote abrió la puerta y dijo amablemente:
-Por favor, ¿puede pasar la reina Bipolar?
-No entrará sola- afirmó rotundamente Rasha.- Venimos en grupo.
-Bien,  pues pasar al salón. Pronto llegará el Faraón.

Pasaron a otra habitación. No había apenas muebles y reinaban colores grises, blancos y negros.
-Esto es un laberinto, Rasha. ¿Cómo saldremos de aquí?- Se planteó el gato.
-Tranquilo, simplemente saldremos.

Levar dio una ojeada a toda la habitación. Lo que más le llamó la atención fue un mural de la pared pintado con pinturas acrílicas y un gran marco.
El dibujo representaba un auriga de pie sobre un carro tirado por dos esfinges de diferente color donde cada una de ellas tiene la postura del cuerpo dirigida a la dirección opuesta a la otra.
El hombre, que sujetaba un látigo con forma de espiga, en lugar de unas bridas, mantenía una expresión de tranquilidad y confianza. En la mano portaba un cetro y tenía la cabeza coronada símbolo de su autoridad regia. Llevaba una armadura de color azul y en los hombros dos rostros grabados. En el carro, frente al auriga, había una pirámide sujetada por dos águilas a cada lado y en el centro de la misma las siglas N.O.U.

La mujer de ojos humildes y penetrantes se quedó pensativa al leer aquellas letras. ¿Qué podía significar exactamente?

De repente un hombre con traje gris salió por la puerta de un despacho que se encontraba en un habitáculo complementario al mismo salón.
Miró a todos confiado y se acercó a cada uno de ellos dándoles la mano.
Ninguno de ellos reaccionó ante tal recibimiento. 
Estaban nerviosos y la actitud de aquel hombre sosegado no calmaba sus nervios incipientes.

-Bienvenida reina Bipolar- dijo al acercarse a la mujer con una sonrisa moderada.- Yo soy Melelik XVI, el Faraón.- Añadió.
Ella apartó su mano y le miró desafiante.
-Tranquila, no te preocupes. De hecho te admiro porque en tan poco tiempo tienes un Imperio incluso mayor que el mío. Me gusta la gente ambiciosa.- Confesó reflejando incluso cierto orgullo.
-Mi Imperio no esta basado en hacer sufrir a nadie. Mi único Imperio es el corazón.- Declaró ella sintiéndose cargada de verdad. 
-El corazón… Curioso aparato. ¿Sabías que algunas culturas duran más porque saben parar la respiración y relajarla al mismo tiempo? De hecho existen millones de leyendas acerca de tan emotivo órgano. Pero ninguna es cierta. Los músculos  más atractivos y complejos están en nuestro cerebro, preciosa Levar.

El Faraón siguió mirando a la mujer bipolar y luego ojeó al resto. Estaba fascinado y al mismo tiempo contrariado.

-Interesante- dijo mirando a todo el grupo- Un grupo interesante. He de decir que esto es mejor que los siete leones… Bueno, estoy segura que en algún momento crucial también te acompañaron ellos, reina Isthar. –expuso esta vez con picardía en la mirada.
Entonces se acercó al ventanal y miró hacia el horizonte ensimismado en el en el paisaje de sus amplios jardines.
Levar le miraba algo confundida. Era un hombre de un atractivo considerable. Tenía el pelo corto moreno y algo ondulado en las puntas.
Sus  ojos eran grises y grandes  y, en sus facciones masculinas y firmes, brillaba el resplandor de la victoria.

-Casi nadie conoce mi vida privada –siguió diciendo.- Y sin embargo habéis conocido a mi mujer y a mi casa y sabéis cual es mi aspecto físico. Consideraos afortunados. Los haggeds a menudo crean curiosas leyendas acerca de mis colmillos, de mis largas fauces, de unos cuernos y demás artilugios que corresponden a antiguas leyendas de la Tierra.- Sonrió metiéndose las manos en los bolsillos elegantemente.
-Nadie lo suficientemente inteligente creería estas leyendas… -Insinuó pensando en los haggeds.
-Tenéis aquí a una leyenda viva… ¿Se podría pensar que yo mismo soy Babylon?- Le cuestionó al grupo sin esperar respuesta. 
-Creo que no hacen falta más presentaciones. Sabes de sobra a qué hemos venido.- Intervino Rasha irritado.
-Realmente he sido yo quien os ha conducido hasta aquí. – Le desafió el Faraón. -El código de Spider os traería de cualquier modo hasta el iceberg del sistema. Es curioso como otros antes llegaron al mismo punto.
-¿Otros?- exclamó Rasha desconcertado.
-Entre los haggeds hay pequeñas brechas. Suele suceder en cualquier sistema. Nos permite fortalecernos y tapar errores. De hecho algún terrestre intentó llegar desde la Tierra. Se empeñan en creer que los sueños y los viajes astrales les llevaran a algún sitio...
-!Mira! -exclamó algo eufórico dirigiéndose al león. Parecía que de repente se había acordado de algo pero el Faraón nunca dejaba nada al azar.
-Tu mismo padre  fue uno de tantos... -siguió diciendo.
-¿Mi padre?- exclamó Rasha desconcertado.






Éste es el último capítulo que voy a publicar de momento.
Aun quedan 110 páginas más arriba más abajo.
Si estás interesado en saber el final ponte en contacto conmigo
Pincha aquí para dejarme un mensaje en el facebook Istharenlanoxe
y me pondré en contacto contigo. 







-¿Todo se acabó?
Contestó Charlie ensimismado
en su bolígrafo
-Toda historia tiene su final.
-¿Y crees que volveremos a ver
a Levar? - Preguntó inocente.
-Claro, pero ahora ella es una reina,
ha comprendido su encrucijada.
-Se ha cansado de ser una simple
princesa para nadie.- Añadió la muchacha. 




Istharenlanoxe...   y feliz encrucijada*




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu comentario. Exprésate...